martes, 26 de noviembre de 2013

FAMILIA Y COLEGIO. Comunicación e implicación.

Cada día en nuestros centros existen más casos de alumnado con diagnostico de TDAH y en algunas ocasiones nos resulta complicado establecer una comunicación con la familia y lograr una implicación, sobre todo en los casos en los que la familia no asumen ni comprenden el trastorno.

Usualmente, la familia empieza a tomar conciencia de que existe un problema cuando los comportamientos de su hijo o hija les generan circunstancias incómodas a nivel social y familiar. Importante en las familias:
  • Reconocimiento y aceptación de la existencia de un problema.
  • Capacidad de los padres para REPARTIR las tareas y las responsabilidades en la crianza y educación, así como para COMPARTIR las tareas que implican la existencia del TDAH.
  • Conocimiento y formación específica sobre el TDAH.
  • Compromiso con el Sistema Escolar y con el Sistema Sanitario.
  • Funcionamiento personal, como pareja y como padre/madre al margen del TDAH y sus implicaciones.
  • Si hay hermanos, dedicarles un tiempo y un espacio específicos e individuales.
  • Introducir el humor como estrategia y recurso.

Desde los centros debemos acompañar a las familias en el proceso de identificación y aceptación que supone el tener un hijo o hija con TDAH.

Por todo esto es fundamental la coordinación y comunicación entre el centro, orientador psicopedagógico, profesores, familia y/o profesionales externos. Familia y escuela no tienen más remedio que colaborar juntas. Son contextos que se necesitan mutuamente para que el niño se desarrolle, socialice, adquiera competencia y pueda tener calidad de vida.

Sin esta comunicación es muy difícil que se mantenga de forma consistente la supervisión del trabajo en casa o por parte de los profesionales externos que puedan dar apoyo al alumno, de acuerdo a las expectativas del centro educativo, con el objeto de mejorar el rendimiento académico. Es recomendable encontrar la forma de asegurarse que la información ha llegado a su destino "a tiempo", a través del sistema que sea, bien sea la agenda tradicional o utilizando medios electrónicos como correos electrónicos, sms u otros.

Para favorecer esta comunicación entre la familia y el centro es importante:

  • Docentes y familia han de tomar la misma actitud positiva. Para ambas partes es necesario que tengan el pensamiento de que el alumno padece un trastorno, lo que se traducirá en un sentimiento de ayuda hacia los niños.
  • Se deben mantener con el tutor citas regulares (cada 2 o 3 semanas). No pasar de tres semanas, sobre todo al principio del curso. Hay que contar con que nos pueden coincidir con vacaciones y puentes con lo que a veces serán las citas con un espacio de un mes. Acordar con él un seguimiento con el resto de profesores para ver cómo va evolucionando en las diferentes asignaturas.
  • Planear conjuntamente unos objetivos realistas tanto para padres como para profesores para llevar a cabo entre cada cita. Pocos pero alcanzables. Ir aumentando objetivos según se vayan cumpliendo. Centrarse en las soluciones y no en los problemas. Si no se cumpliera alguno de los objetivos analizar el porqué e intentarlo hasta la siguiente cita.
  • Informar a los padres de todos los aspectos, positivos y negativos, sobre los avances en el rendimiento académico, la conducta del niño, su estado emocional y las relaciones con sus compañeros y profesores. Hacer un seguimiento de los objetivos que funcionan y aquellos que no y trasmitírselos a los padres.
  • Trabajar conjuntamente y valorar el trabajo realizado por ambas partes.
  • Comunicar a los padres si se van a efectuara medidas de intervención, tanto dentro como fuera del aula: Tipo de intervención, tiempo de la intervención, fechas, duración, lugar donde se va a intervenir, quien realizará la intervención, etc.
  • No dudar en el diagnóstico: Asumir que las características que demuestra el niño son debidas al trastorno y no a la mala educación que hayan recibido de sus padres.

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